Antes de entrar en detalles, es necesario destacar que no todos los reconocimientos laborales tiene por qué ser una recompensa por cumplir con ciertos objetivos.
En realidad los reconocimientos pueden considerarse expresiones de aprecio por labores y ejecuciones satisfactorias. Pueden ir desde notas, felicitaciones públicas o hasta obsequios inesperados, y permiten gestionar la motivación de los colaboradores reconocidos.
Los reconocimientos laborales tienen la característica de ser mucho más apreciados que las recompensas, pero ¿sabes cómo impactan en el orden de la organización?
Satisfacer la necesidad de sentirnos valorados es un trabajo constante que no puede terminar de una vez y para siempre. Cumplir con esta condición en los miembros de una organización puede reconocerse como una actividad tan importante pues impacta directamente en la disposición y el comportamiento de todo el equipo.
El estímulo que logran los reconocimientos laborales permite desarrollar una impresión que invita a los colaboradores a aumentar y mantener la ejecución de su desempeño.
Los reconocimientos aumentan el bienestar de las relaciones laborales que comúnmente se consideran verticales. Cuando las áreas responsables procuran la calidad de vida de sus colaboradores se encuentran procurando la satisfacción de sus elementos dentro de la organización.
Omitir este tipo de apoyo moral puede ser un mensaje negativo para la estabilidad de la plantilla, ya que existen gran número de organizaciones que acentúan la utilización de reconocimientos y en consecuencia los colaboradores tienden a realizar comparativas, comentarios y hasta deserciones voluntarias.
Comúnmente los reconocimientos se asocian a incentivos monetarios
Esto es así pues más que con reconocimientos, tradicionalmente se trabajaba con premiaciones o bonos, pero este modo de implementación evita el factor sorpresa ya que forma parte de una planificación.
En cambio, los reconocimientos comenzaron a mostrar su eficacia a causa de su naturaleza psicológica. Un incentivo económico es satisfactorio, pero tiende a caer en el olvido. Por otro lado, un reconocimiento público implica un factor sorpresa que quedará en el recuerdo del colaborador.
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