En la Edad media, existían 2 maneras de considerar a las personas. Por un lado, se encontraban las personas que pertenecían a la nobleza. Ya fuera por medio de una relación directa con la familia real, o de manera indirecta, ser parte de la nobleza aseguraba un futuro en las labores dominantes de los reinos.
Por otro lado, se encontraba el ancho de la población: las personas dedicadas a trabajar sus tierras, que se favorecían de la protección y el renombre de la región en la que algún noble gobernara, a cambio de una parte proporcional de sus cosechas o ganancias logradas por los intercambios.
Estos últimos no podían perfilarse a puestos de Caballero, Duque o Señor ni Señora de ningún lugar ya que estaba prohibido que una persona ajena a la nobleza tuvieran el conocimiento necesario para luchar, administrar o gobernar a nombre de un ideal.
Todas las prohibiciones fueron tierra fértil para el nacimiento de la idea de la superación y el progreso, de la posibilidad de superar los límites que no nos permiten desarrollarnos, hasta llevarlos a revoluciones y luchar por su independencia.
Si nos damos cuenta, las historias que más abundan en nuestras épocas son las de un protagonista que lucha contra sus temores para lograr un objetivo que nunca antes había intentado cumplir de forma tan contundente.
De nada sirve contar con objetivos claros si no se cuenta con el conocimiento suficiente para alcanzarlos. Ya no estamos en la edad media para tratar con miedo la necesidad de saber, de tener conocimiento. Capacitarnos y capacitar a nuestros socios, colegas y colaboradores es la herramienta más útil que podemos conseguir para facilitar nuestro logro de objetivos.
Desarrollar un plan de capacitación requiere un análisis de la situación, y basarlo a partir de objetivos claros y bien establecidos requiere una revisión de pasos a lograr.
Estamos acostumbrados a que las historias de superación nos cuenten una parte feliz, pero la parte que más debería interesarnos es la parte del proceso en la cual nos muestra cómo una persona necesitó más que su necesidad de crecer y su inteligencia para alcanzar sus objetivos: necesitó un plan y cumplir con él al pie de la letra.
El trabajo y el método de trabajo son las armas más fuertes que nos ayudarán en el camino del crecimiento.
La pandemia por la que hemos atravesado nos ha enseñado que nunca se está lo suficientemente preparado para los sucesos inesperados. Hace un año ¿hubiéramos invertido la misma cantidad de energía para lograr redes de trabajo remoto, que en los últimos meses? El cambio nos ha costado esfuerzo y experiencia que no debemos desaprovechar.
Si estás pensando en cuál es el mejor paso para la reactivación de actividades que estamos viviendo, investiga y llega a la misma conclusión: es momento de definir un plan de capacitación.
Definir un plan de capacitación será tu primer paso para motivar e impulsar el cumplimiento de los objetivos de tu organización, desarrollando el talento de tus colaboradores.
Deja atrás las antiguas creencias y cumple tus nuevos objetivos con la ayuda de nuestro equipo de consultores que se encuentran a tu alcance.
Impulsamos el talento